Emotivo, acaso azucarado, el clásico fue una caricia para el alma y Olimpia y Real España han regalado 90 minutos brillosos, barnizados con ese golazo que el Súper Mario se atrevió a firmar en la propia cara de los fanáticos olimpistas, que volvieron a casa con un nudo en la garganta… Bien dicen los sabios: el 2-0 es el peor resultado para irse ganando al medio tiempo. Si no que lo diga Olimpia, que en los primeros 15 minutos ya había descargado dos centellas en la meta de Marcelo Macías, las dos llegadas con fuerte reclamo españolista contra el casi siempre polémico juez central Benigno Pineda.

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