Víctimas de un oscuro conjuro, el Olimpia de los 16 partidos sin perder y el Pimpollo de los 759 minutos sin recibir un gol, han quedado limitados a la nada por culpa del nombre menos deseado: Juan Carlos García… El lateral ex-Marathón volvió a escribir su nombre en los autogoles más dolorosos en la historia olimpista, tras el desvión a tiro de Amado Guevara en la final del Clausura 2010-2011; ayer, apenas a los 55 segundos de reiniciado el partido contra el equipo de Ramón Maradiaga, repitió postura, sacó su pierna izquierda para contener tremendo fogonazo de Mauricio Sabillón y le cambió los planes a Donis Escober, al Olimpia y a Danilo Tosello.

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