El estadio Nacional ‘Tiburcio Carías’ fue testigo de una fiesta que se prolongó hasta los rincones más recónditos del país donde se transpira la pasión de ser olimpista. El ídolo del olimpismo se despedía de la afición y de los campos de fútbol, esos que lo escucharon gritar gol en 196 oportunidades. Con el coloso metropolitano a reventar, la fiesta estaba asegurada. El grito ‘Matador’ bajaba de las gradas y se confundían con los aplausos de los miles que llegaron al show.

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