Los machetes estaban afilados para arremeter contra un decepcionante clásico capitalino, pero los dos goles en los seis minutos finales le dieron un valor para comentar. Gracias Johnny Leverón, gracias don Dani Turcios, nos dieron motivos para describir algo bueno de un derbi que se quedaba chico en comparación al que dieron Real España y Marathón en el sampedrano, para muchos uno de los mejores partidos del campeonato.

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