Por Elmer López Lutz
Este llamativo título, lejos de parecer arrogante, es el reflejo de dos situaciones que explican el por qué Olimpia ha tenido una sequía de 3 años sin alcanzar el título del campeonato liguero de nuestro fútbol.
6 torneos seguidos sin levantar la copa de la Liga Nacional, no sería una tragedia para los demás equipos llamados grandes ya que por ejemplo Marathón ha atravesado 3 sequías de más de 6 torneos seguidos sin título, siendo su sequía más prolongada 19 torneos seguidos (Torneo 1986 a Torneo Apertura 2001), luego tiene otra de 16 torneos (Clausura 2010 a Apertura 2017) y otra de 13 torneos (1965 a 1978). Real España ha tenido 4 sequías de más de 6 torneos seguidos, siendo la más prolongada una de 14 torneos (1994 al Clausura 2003), luego otra de 8 torneos (1965 a 1973) y 2 sequías de 7 torneos cada una (1981 a 1987 y, Clausura 2014 a Clausura 2017). Por su parte, Motagua también ha presentado 3 sequías mayores a 6 torneos sin la obtención del título, siendo la más prolongada una de 12 torneos (1979 a 1990), luego otra de 9 torneos (Clausura 2002 a Clausura 2006) y otra de 8 torneos (Clausura 2007 a Apertura 2010).
Sin embargo, 6 torneos seguidos sin títulos para el Olimpia sí representa un record negativo, pues nunca antes en la historia de los 74 torneos de la Liga Nacional disputados le había ocurrido algo semejante, pues anteriormente sólo había presentado 2 sequías de 4 torneos cada una (1973 a 1976, 1978 a 1981). Tampoco, nunca antes Motagua había podido ganar más de 2 torneos sin que Olimpia repitiera, pero en esta sequía ya ha ganado 4 (2 bicampeonatos).
Ahora sí me referiré al significado del título de este artículo.
El León anda suelto, quiere decir en primer lugar, que el equipo ha recuperado su mística de juego, es decir, se lo ha liberado en su manera de jugar. Olimpia siempre se caracterizó por ser un equipo de buen toque, con un futbol alegre y ofensivo, que deleitaba a su afición en cada presentación. Sin embargo, desde su última copa (Torneo Clausura 2016), el equipo cambió a un futbol más defensivo (con alineaciones de hasta 7 jugadores con vocación defensiva), poco vistoso, y que por supuesto, ya no satisfacía a su exigente afición. Con la llegada del Profesor Troglio, quien captó de inmediato la idiosincrasia olimpista, el cambio es notorio.
Por último, el León anda suelto, quiere decir, que ya no existe la restricción de su Junta Directiva. Durante la celebración de la obtención de la Copa número 30, todos vimos a nuestro eterno presidente, el Lic. José Rafael Ferrari (QEPD), manifestar ante los medios, que él no era partidario de que un sólo equipo ganara siempre los torneos, que no era sano que el mismo equipo ganara y ganara, que la alternancia era buena para nuestro futbol. Palabras que sonaron extrañas para la mayoría de nosotros, pero que eran palabras sabias en la mente de una persona que, en cada una de las facetas de su vida, siempre demostró tener un carácter noble y ecuánime. Un hombre visionario que no quiso convertir nuestro torneo en un torneo como el alemán o el italiano, donde ya se sabe con anticipación qué equipo saldrá campeón por enésima vez consecutiva, un hombre que visualizó que la única manera de mantener el nivel del futbol en un país, es la sana competencia entre varios equipos de nivel. Por esa razón se dieron las instrucciones de que el equipo debía aflojar y así dar oportunidad a los jóvenes valores provenientes de su cantera y que hoy constituyen la columna vertebral de la exitosa Selección Nacional Sub 23 que en los Juegos Panamericanos de Lima 2019 obtuvo la medalla de plata para nuestro país (muchas gracias Don Rafa). De esto el mejor testigo es el Profesor Héctor Vargas, quien al salir de la institución olimpista se encargó de repetir hasta la saciedad el poco apoyo recibido al dejarlo con un equipo de jóvenes valores, lo cual categóricamente reafirma la veracidad de lo que escribo. Claro, que no se puede desconocer tampoco, los esfuerzos de recuperar el título en la era de los profesores Espinoza y Keosseian, sin embargo, factores extradeportivos (entre los que destaco la intimidación y la manipulación arbitral) incidieron directamente en los resultados del equipo en las instancias finales de los últimos tres torneos disputados.
Pero ahora, ¡el León anda suelto! Con el total apoyo de su Junta Directiva el equipo marcha en la dirección correcta. Confiamos que, con la generación actual de entrenadores y jugadores, y con el respaldo masivo de su enorme afición, los títulos regresen a la cueva del equipo más exitoso de Centroamérica.